Banxico deberá explicar por qué bajar la tasa
El común denominador de los titulares de la semana pasada fue que la inflación llevaba tres meses consecutivos con alza, con todo y ello la Junta de Gobierno del Banco de México se prepara para decidir el próximo jueves una nueva baja en la tasa de interés.
El reto para el banco central mexicano no está en reconsiderar su decisión, que podría ser unánime, sino en explicar por qué es que con una inflación que ya está cerca de salirse de los límites de la meta de 3% anual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se atreven a mantener esa trayectoria de baja.
Los precios de los alimentos y las mercancías, medidos dentro del subíndice de la inflación subyacente, tuvieron un incremento mensual más alto que el promedio de INPC y la inflación de los servicios se mantiene con una tasa anual de 4.56 por ciento.
Así que, visto fríamente, con los datos en la mano, habría argumentos para ser más precavidos con mandar mensajes de laxitud en la política monetaria.
El Banco de México, en sentido contrario de la filosofía del régimen actual, que cree que no le debe explicaciones a nadie y que lo que hacen siempre estará bien, vive de que le crean.
Banxico tiene que convencer que aun con una posible baja de medio punto porcentual de la tasa interbancaria a un día, actualmente en 9%, realmente se mantiene la restricción, con todo y que las inflaciones general y subyacente presenten incrementos a estas alturas del año.
Son odiosas las comparaciones, pero “los baches” y “los catarritos” de hace algunos años comunicaban una idea, se fijaba muy bien el mensaje, aunque expusieran a la burla al mensajero.
Hoy hace falta explicar con claridad, sin agorafobia, con autonomía, que es posible bajar el costo del dinero, aun cuando van tres meses de inflación al alza. Porque en una economía tan lenta como la que hoy tenemos la gente compra menos de manera natural.
Exponer con bolitas y palitos que se puede bajar la tasa sin que los inversionistas se espanten porque se mantiene alto el premio que reciben frente al nivel de inflación.
Es aterrizar la explicación de que, si estamos en un estancamiento económico, con eventuales posibilidades de entrar en recesión, con una brecha de producto cargado hacia lo negativo, el momento del ciclo económico aminora las presiones inflacionarias per se y eso da margen para una postura monetaria menos restrictiva.
La manera como muchos banqueros centrales explican esto es impecable, pero altamente técnico. Porque incluso algunos de los más férreos halcones mexicanos hoy están convencidos que hay margen para bajar la tasa, pero los que deberían comunicarlo o no lo quieren hacer o no lo pueden aterrizar.
Es muy importante que el Banco de México explique muy bien a la mayor cantidad de agentes económicos posible que no habría contradicción en su decisión, que, aunque pueda resultar controvertida su determinación, su único objetivo es mantener la inflación baja.
De la eficacia de su comunicación depende que se mantenga su credibilidad y no haya retrocesos en su complicado proceso de anclar las expectativas de una inflación duradera en torno a 3 por ciento.
Banxico tiene que convencer que aun con una posible baja de medio punto porcentual de la tasa interbancaria a un día, realmente se mantiene la restricción, con todo y que las inflaciones general y subyacente presenten incrementos.