Es la libertad de expresión… ¿estúpido?

Es la libertad de expresión… ¿estúpido?

No, no resuelve que Lilly tenga un megáfono, ni siquiera es el problema que a los senadores les apaguen el micrófono, el problema es que quienes gobiernan o debieran legislar se muestren molestos con la libertad de expresión, que incómodos por las críticas a su pésimo gobierno asuman que se trata de la oposición a lo que ellos llaman su movimiento, aunque de por medio vaya la aniquilación de la libertad de expresión.

La iniciativa de Claudia Sheinbaum es, esencialmente, un proyecto de censura, de control de las libertades. La ley de Telecomunicaciones y la Radiodifusión no se limita a dos o tres artículos que señalan cambios en materia de plataformas, NO, se trata de un articulado que restringe libertades que van desde la manifestación pública callejera hasta el control de lo que se dice en los medios y en las plataformas. Quieren el control y la censura de aquello que les incomode y sea dicho por un ciudadano desde sus redes sociales hasta los comunicadores de los medios tradicionales.

No nos engañemos ni andemos con eso de dar el beneficio de la duda, porque quienes gobiernan no lo están dando, ni lo merecen, van por TODO. Harán simulaciones con eso que llaman conservatorios para, al final, imponer una nueva ley que les permitirá censurar, impedir la libertad de expresión. Por cierto, ni entre ellos hablan de lo mismo: los senadores convocan a un CONVERSATORIO en un período extraordinario de sesiones y la presidenta Sheinbaum, a un PARLAMENTO ABIERTO. ¿No le avisaron o, como otras veces, interpretar la ley en ella es una debilidad?

El talante autoritario se observa, se siente todos los días desde hace varias semanas. A la presidenta Sheinbaum ya le gustaron las preguntas a modo para responderle a sus críticos, aun a los que ya tenía más o menos de su lado, porque ya van por TODO.

—Presidenta, ¿y qué opina de que digan que el presidente López Obrador está escondido? —pregunta la botarga a sueldo.

El balón frente a la red para que Sheinbaum remate diciendo: “No he hablado con él, pero está feliz escribiendo en su casa de Tabasco…”

Peor si el expresidente Zedillo expresa una serie de advertencias sobre el final de la democracia y pronostica la tiranía desde el gobierno. La jauría, la piara salvaje, se desata con la mandataria a la cabeza. Lejos de responder a la esencia de los dichos del exmandatario, lo descalifican y denuestan.

La suerte está echada. El camino ya lo transitaron otros como Venezuela, donde Maduro decretó el cierre de X —antes Twitter— por 10 días. Y no, lejos estoy de que México se está convirtiendo en Venezuela; México se está convirtiendo en el México que quiere la tiranía, el que pronostica Ernesto Zedillo; que puede ser mucho peor y que Estados Unidos no impedirá, porque su gobierno ni puede ni le importa. Lo de ellos es poner un bloque en la frontera, frenar el fentanilo —si es que se puede— y exigir agua. Además, tienen tantos problemas con el desastre que está acabando con el imperio que voltear al sur es una pérdida de tiempo.

El spot de Kristi Noem le llegó como anillo al dedo y no iban a desperdiciar la oportunidad. Televisa les puso el balón frente a la red para justificar una nueva ley, innecesaria por demás.

La senadora Téllez dice que, si le apagan el micrófono, ya tiene listo el megáfono. Pues habrá que ir preparando unos 130 millones de megáfonos.

AL MARGEN

¿Ninguna respuesta merece la serie de reportajes #TelevisaLeaks ni del gobierno ni de la empresa?

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