Delirios chocolateros
“Sí tiene azúcar pero bien poquita”, explicó hace unas semanas la presidenta Sheinbaum al presentar el Chocolate del Bienestar, que será elaborado por la institución Alimentación para el Bienestar, creada en enero tras la consolidación de Liconsa y Segalmex. La nueva dependencia es coordinada por María Luisa Albores.
La frase de la presidenta fue la respuesta que dio cuando se le dijo que la envoltura del Chocolate del Bienestar ostenta el sello negro de “exceso de azúcar”. La presidenta se siguió enredando en justificaciones y dijo que, a pesar de tener poca azúcar, se tiene que cumplir con la norma del sello. Ah caray, ¡tiene un sello de exceso de azúcar pero no tiene exceso de azúcar! Lo realmente grave es que la presidenta determina, con total arbitrariedad, sin respetar la norma, la característica “sana” del producto.
Su frase es el equivalente al dicho de AMLO de que “no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”. Las explicaciones de la presidenta reflejan su autoritarismo: por encima de su voluntad, nada ni nadie. Ya quisiera ver cómo le iría al productor de Churrumais si dijera que su producto “sí tiene calorías, pero poquitas”.
El gobierno no tiene por qué dedicarse a la producción directa de bienes. Sheinbaum defiende el modelo estatal intervencionista. Esa experiencia en el mundo ha demostrado que el Estado es un pésimo empresario. Los emprendimientos recientes del gobierno mexicano son fábricas de perder dinero, mucho dinero. ¿Ejemplos? El Tren Maya, el AIFA, Dos Bocas, Mexicana de Aviación, Birmex, Gas del Bienestar, Segalmex, Turismo de las Islas Marías, la Megafarmacia, viviendas del Infonavit, y ahora Alimentación para el Bienestar, que no solo producirá chocolates, sino arroz, frijol, harina de maíz, miel y café. La red de distribución de estos productos será de más de
25 mil tiendas, integradas por la anterior red de Liconsa y la edificación de nuevas tiendas. María Luisa Albores, emocionada y ya encarrilada, lanzó en la red X: “Nuestro Chocolate del Bienestar llegará a cada rincón del país a través de las Tiendas del Bienestar, brindando a las y los mexicanos un producto con profundo sentido social desde su origen”. ¡Delirios de grandeza chocolatera!
Además de ofrecer la línea anterior de productos, la presidenta informó que esa red de tiendas ofrecerá los componentes de la canasta básica a precios subsidiados. Un costo más para el erario.
Pero la 4T tiene planes de expandir la gama de productos. Recientemente indicó que el Estado incursionará en la producción de agua purificada, jabones, detergentes, insecticidas, pañales, papel higiénico, atún, avena, cereales y una larga lista más. Todo justificado por el objetivo difuso y populista de la “soberanía alimentaria”.
El Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 (PEF), bajo el rubro de Alimentación del Bienestar, tiene presupuestado continuar con los precios de garantía agrícolas, con el programa de fertilizantes y otros programas agroalimentarios ya en existencia. Pero el PEF no identifica recursos para operar la producción descrita de productos, empezando por el del chocolate. ¿De dónde provendrán los recursos necesarios para operar estos elefantes blancos? Sheinbaum está rebasando los sueños que podría haber tenido el intervencionismo estatal de Echeverría.