Lo que lee la chef Martha Ortiz: “quien no lee, no cocina con profundidad”

Lo que lee la chef Martha Ortiz: “quien no lee, no cocina con profundidad”

“Soy gran lectora y gran admiradora de las letras”, afirma la chef Martha Ortiz. Su relación con los libros no es reciente ni circunstancial, sino parte de una formación sólida, profundamente guiada por el humanismo. “Tuve el privilegio de tener una educación muy humanista, muy abierta, que me dieron mis padres. Mi padre es un gran lector y un hombre muy, muy culto”.

La lectura, en su vida, ha sido también un puente hacia lo íntimo. “Generalmente con las parejas que me he relacionado, mis amigos y conocidos, que han sido artistas, personas cultas, eso me ha abierto el mundo. Me ha abierto la mirada, me ha abierto el apetito por la belleza, por la inteligencia, por la crítica”.

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Literatura como materia prima

La cocina de Martha Ortiz no parte únicamente de ingredientes. Parte de la palabra. “Cocinar es más de lo que hay en un plato”, dice. Y lo confirma con un acto que parece pequeño, pero es profundamente revelador: el nombre de sus platillos.

“A la hora de titular mis platillos me gusta usar la narrativa. De repente han ido escritores y me dicen: ‘Oye, qué bien construida la frase’. Y yo les digo: fíjate que, como dice Cristina Rivera Garza, quien no lee, no escribe“.

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La chef Martha OrtizEspecial

La frase no es una cita casual. Es un principio creativo. La chef no separa el acto de cocinar del de narrar. Ambos, para ella, provienen de una misma fuente: el pensamiento crítico y la sensibilidad estética. “Leer me ha abierto el apetito por la belleza”, repite con convicción.

Los libros que la acompañan

Entre las lecturas que han marcado su pensamiento, últimamente, Martha menciona títulos clave que forman parte de su entorno más íntimo y simbólico:

  • La cocina y los alimentos, de Harold McGee, un tratado técnico y científico que le permite comprender la cocina desde su naturaleza transformadora.
  • Nadie me verá llorar, de Cristina Rivera Garza, cuya narrativa le ha enseñado sobre el dolor, la dignidad y la belleza incluso en los márgenes de la historia. Es una escritora que la tiene fascinada, últimamente.
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Nadie me verá llorar, Cristina Rivera GarzaEspecial

  • Hay un monstruo en el lago, de Laura Fernández, un libro donde lo fantástico convive con lo cotidiano y que alimenta la imaginación de la chef, para construir atmósferas y relatos dentro y fuera de la cocina.
  • Desde muy joven, se acercó a la obra de Mario Vargas Llosa. Confiesa que uno de los libros que más la marcaron fue Travesuras de la niña mala, al que llegó casi por rebeldía: “Me dijeron que estaba prohibido en la escuela, así que corrí a leerlo”, recuerda.

Estos libros, tan distintos entre sí, reflejan su pluralidad de pensamiento: entre lo técnico y lo poético, lo literario y lo sensorial. Todos, en su visión, son ingredientes invisibles de su obra gastronómica.

Leer primero para después cocinar

Para la chef Martha Ortiz, leer es el primer acto de cocina. Es lo que permite observar distinto, pensar distinto, nombrar distinto. El lenguaje, como el fuego, transforma. Y los libros son los utensilios con los que da forma a su manera de ver y estar en el mundo.

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Los sabores, texturas y perfumes se transforman con su pescado blanco en salsa con esquites, vestido de escamas crocantes.Especial

“El lenguaje importa. Cómo nombras una flor, una técnica o un platillo, cambia todo su sentido”, sentencia. “Y en cada plato, hay una frase escondida, una metáfora cuidadosamente armada, una forma de decir sin decir”, concluye.

Además de gran lectora, la chef Martha Ortiz también escribe. Uno de sus proyectos editoriales más recientes es Recetas de vida para mujeres con grandeza, escrito en coautoría con la periodista Laura Manzo. En sus páginas, ambas develan las historias de vida y los sabores que han marcado a 40 mujeres notables, recuperando no solo sus trayectorias, sino las recetas que simbolizan su fuerza, su origen y su memoria afectiva

Para la chef Martha Ortiz, leer a mujeres es un acto de justicia y revelación. “Yo creo que es tiempo de mujeres”, afirma con fuerza. Leer autoras es, en su mirada, una forma de reivindicar voces históricamente silenciadas, de nombrar lo no dicho y de abrazar una estética distinta, cargada de intuición, crítica y belleza. Así como en su cocina reivindica lo femenino desde lo simbólico y lo narrativo, en sus lecturas busca la misma potencia: mujeres que nombran el mundo desde sus propias raíces, heridas y metáforas. 

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