¿Qué tiene de malo para México el pronóstico del PIB del FMI: -0.3%?

El FMI sacó la bola de cristal y lo que dice de México cayó mal en Palacio Nacional: habrá decrecimiento de 0.3% en 2025. Esto contrasta con las proyecciones de la Secretaría de Hacienda, que hace menos de un mes proyectó un crecimiento en el rango de 2 a 3 por ciento.

El FMI no toma en cuenta el Plan México, respondió Claudia Sheinbaum. Es un ambicioso plan que está programado para ejecutarse a lo largo del sexenio y que incluye casi 300 proyectos públicos, privados y mixtos, por un total de inversiones cercanas a los 275,000 millones de dólares.

¿Será que pasó lo mismo con los economistas encuestados por Citi? Son 36 expertos, que colocan el crecimiento de México en 2025 en un rango de –0.7 a 0.8%. Esto quiere decir que el pronóstico más bajo es dos veces más pesimista que el del FMI y el más alto es tres veces menos optimista que el de Hacienda. Esta encuesta se realiza mensualmente y goza de gran reconocimiento. Con ganas de ver el vaso medio lleno, podemos decir que el promedio de los 36 pronósticos queda en terreno positivo: 0.2%. Lo malo es que el vaso tiene un agujerito: este pronóstico se ha modificado a la baja durante cinco meses consecutivos.

Volvamos al informe del FMI. Lo más duro para México no es el contraste con los números de Hacienda, sino la comparación con otros países. La caída prevista en el PIB de México es más difícil de digerir cuando se compara, por ejemplo, con el crecimiento que tendrán los países de América del Norte: Estados Unidos, 1.8%, y Canadá, 1.4%. Si buscamos como punto de referencia a las mayores economías de América Latina, resulta que para Brasil la proyección es un PIB de 2.0% y para Argentina es un crecimiento de 5.5 por ciento.

¿Qué tal están las perspectivas de los BRICS? Todos estarán en terreno positivo. Rusia crecerá 1.5%, a pesar de la guerra y las sanciones. India tendrá el mayor crecimiento entre los emergentes del mundo, 6.2%. Para China, se proyecta un PIB de 4.0%, con todo y los aranceles de 145% y el agravamiento de las tensiones con Estados Unidos. El más pobre de los BRICS, Sudáfrica, tendría el crecimiento más bajo: 1.0 por ciento.

¿Qué pasa con México? Nuestro país es un caso de éxito, cuando la asignatura a evaluar es la estabilidad: inflación y tipo de cambio. Un fracaso rotundo, si se pone la lente sobre el crecimiento (hay años en que el crecimiento es tan pequeño que se necesita un microscopio).

En estos tiempos donde lo que parece contar es el relato, es muy fuerte la tentación de explicar los números de México del 2025 sólo a partir de lo que está ocurriendo con Donald Trump y sus políticas.

Hay consenso en que aranceles e incertidumbre Made in USA son el principal lastre a la economía global y México es el país más perjudicado en el mundo con el cambio de escenario. El problema con culpar a Trump de todo es que el bajo crecimiento de México no empezó en 2025. Hay que recordar que en el sexenio de AMLO el promedio anual fue menor a 1.0% y que, antes de Morena, entre 1982 y 2018, la tasa anual de crecimiento promedio fue apenas superior a 2.0 por ciento.

El análisis de la tendencia de largo plazo nos deja claro que tenemos varios asuntos no resueltos que han pegado al crecimiento: debilidad institucional-corrupción; baja productividad; baja participación de mujeres en actividades remuneradas; poco desarrollo del mercado interno y carencia de infraestructura clave, entre otros.

Los últimos años han traído una nueva dinámica. La cancelación del aeropuerto de Texcoco marcó de manera simbólica la llegada de Morena al poder. Vinieron cambios de reglas que han inhibido la inversión privada en áreas clave como energía e infraestructura. La inversión privada no superó el 18% del PIB en el sexenio pasado. La inversión pública fue la menor de los últimos cinco sexenios, a pesar de los elefantes blancos como el Tren Maya o la Refinería.

La presidenta pide al FMI que considere el impacto del Plan México. La pregunta es cuánto puede cambiar con este Plan, que requerirá una capacidad de ejecución de proyectos muy superior a lo que se tuvo el sexenio pasado. Entre las metas, están tener niveles de inversión sostenida de 25% del PIB y generar 1.5 millones de empleos en manufactura especializada y en sectores estratégicos. ¿Podrán lograrse con un entorno internacional neoproteccionista y con la implementación de una reforma judicial que genera tantas dudas? ¿Es que el FMI no entiende lo que dice el Plan México o viceversa?

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