Cuando Francisco era Bergoglio: un arzobispo incómodo en Buenos Aires
Cuando el papa Francisco era Bergoglio, ocupaba en soledad una pequeña habitación en un anexo de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, ubicada en uno de los laterales de la Plaza de Mayo. Solía cocinar su propia comida, vestía ropas simples y se trasladaba por la capital argentina en transporte público. En su despacho en la curia recibía a políticos, sindicalistas y empresarios. Pronto se hizo famoso por su perfil de estratega metódico y calculador. “Un político con sotana”, solía decirse de Bergoglio a modo de elogio y también de crítica, según el color del emisor. También se lo consideraba un eficaz administrador de la archidiócesis de Buenos Aires.