CAME, la sofipo más endeudada con bancos privados y de desarrollo

La crisis de solvencia que enfrenta la sociedad financiera popular (sofipo) Consejo de Asistencia al Microemprendedor (CAME) no solo ha afectado a sus ahorradores —quienes reportan problemas para acceder a sus recursos—, sino también a sus acreedores, entre ellos bancos comerciales, de desarrollo y otros organismos.
Según cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), al cierre de diciembre de 2024, CAME —encabezada por Pablo Varela— acumulaba una deuda de préstamos bancarios y de otros organismos por 2,679 millones de pesos. Esta cifra representaba 43% del total de pasivos por financiamiento bancario en el sector de sofipos.
Por el lado de su captación tradicional, la firma reportó 1,599 millones de pesos en ahorros de clientes: 1,448 millones en depósitos a plazo y solo 151 millones en cuentas de exigibilidad inmediata.
En conjunto, CAME registró pasivos por 4,527 millones de pesos y activos por 5,380 millones. Su cartera de crédito vigente ascendía a 1,724 millones de pesos al cierre del 2024.
Desde principios de abril de este año, CAME ha mostrado señales preocupantes para sus 1.3 millones de clientes: cierre de sucursales, intermitencias en sus servicios y fallas en su aplicación móvil operada por la plataforma Techreo. A esto se suma la ausencia de información actualizada sobre su nivel de capitalización y el retiro de sus calificaciones por parte de dos agencias evaluadoras.
¿Víctima de la guerra de tasas?
A finales del 2023 comenzó la famosa “guerra de tasas”, impulsada por diversas instituciones financieras, especialmente las digitales, que ofrecían rendimientos cercanos al 15% para atraer ahorro en línea, en consonancia con el nivel en aquel momento de la tasa de referencia de Banco de México.
CAME no solo participó en dicha “guerra”, sino que ofrecía un rendimiento de hasta 16% anual a plazos de 12 a 24 meses, según datos del intermediario GeneraMás, que apoyaba en la captación de clientes.

No obstante, según HR Ratings, una de las razones de sus pérdidas ha sido la reducción en el “spread” de tasas (la diferencia entre lo que paga por el ahorro y lo que cobra en sus créditos). En particular, su tasa activa —es decir, la que cobra por prestar— ha mostrado una tendencia a la baja, lo cual deterioró su rentabilidad.
Además, la sofipo enfrenta un severo problema de morosidad, con un índice ajustado de 24.8% al cierre de 2024, según la calificadora.
“La disminución en la tasa activa implica un deterioro en la capacidad de generación de efectivo de sus activos productivos”, señaló HR Ratings en su informe más reciente, donde anunció el retiro de las calificaciones a la entidad, entonces ya en observación negativa.
Pérdidas constantes y capital insuficiente
Pese a haber recibido inyecciones de capital por 754 millones de pesos en los últimos tres años, las pérdidas acumuladas —que superan los 1,100 millones en el mismo periodo— no pudieron revertirse.
De acuerdo con HR Ratings, la sofipo cerró el 2024 con un índice de capitalización de apenas 8.2%, lo que la deja en una situación comprometida.
Hasta el momento, ni la CNBV ni otra autoridad financiera han emitido un pronunciamiento oficial sobre la situación de CAME, la sexta sofipo más grande del país medida por activos y con más de tres décadas de operación en el sector financiero.
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